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El Beagle

Los orígenes del Beagle o Beagle Inglés se remontan a Jenofonte que en su Tratado sobre la Cacería habla de un sabueso que bien podría ser el Beagle primerizo. Más adelante pasando todas las etapas de la caza desde los hombres primitivos hasta los hombres medievales llegando a los nobles y reyes de los siglos XVIII donde se hacía una selección más selecta y nunca mejor dicho de la especie fue donde hayamos a los “Beagles de bolsillo”.

Se trata de una raza de gran belleza y elegancia. Los Beagles casi siempre caminan y se contonean con su rabo en alto formando casi una “c” invertida y eso les confiere de un aspecto orgulloso. Podemos apreciar un perro bien proporcionado, de forma cuadrada, un porte musculado, un pecho bien pronunciado, una cabeza alargada (más notable en las hembras) y con su trufa siempre negra.

Las orejas son grandes y caídas hacia bajo dándole al Beagle un toque de ternura. En cuanto a su altura y peso, el Beagle alcanzará unos 33 o 41 centímetros de altura hasta la cruz y un peso que va desde los 8 hasta los 16 kilogramos.

 

 

Existen varios tipos

Beagle tricolor – Classic tri: Empezamos de más a menos con el color negro, en esta combinación clásica mantenemos siempre la base blanca del manto, pero predomina el negro que abarca el lomo.

Beagle tricolor – Faded tri: Base blanca y ahora la debilidad se encuentra en las manchas negras que se mezclan con manchas marrones fuertes.

Beagle tricolor – Pied: Esta es la mezcla quebrada podríamos decir ya que el manto es sobre todo blanco con algunas manchas blancas y marrones sin destacar especialmente.

Muchas personas escogen al Beagle dejándose guiar por su aspecto físico ya que desde cachorros son tiernos siguiendo igual cuando el ejemplar es adulto. Sin embargo, cuando tomamos una decisión tan importante como es la de adoptar a un perro tenemos que conocer su comportamiento, sus predisposiciones, sus defectos y sus virtudes antes de creer que estamos tomando la decisión correcta.

Para comprenderlos no olvides que son sabuesos, han sido perros cazadores por tanto buscar presas, ladrar para avisar y traértelas les encanta. Es parte de su comportamiento habitual. Un cazador no puede pedir permiso constantemente porque la rapidez manda antes que complacer por ello a veces, sienten la necesidad de salir corriendo.